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MÁS ALLÁ DE LA CONTABILIDAD: LA GESTIÓN FINANCIERA COMO BRÚJULA DE LA PYME

En el tejido empresarial español, hay una realidad que se repite en miles de pymes: la gestión de los números se aborda, en demasiadas ocasiones, solo para cumplir con los plazos de Hacienda y con las obligaciones formales del Registro Mercantil, es decir para “pasar el trámite” y evitar sanciones. Pero… ¿y si la verdadera función de la información financiera fuera mucho más poderosa que todo eso? ¿Y si la contabilidad, lejos de ser un simple trámite, pudiera convertirse en el gran aliado estratégico de la empresa?

 

Las cifras lo dicen claro: ocho de cada diez pymes que fracasan lo hacen por problemas financieros, no por falta de talento ni de producto. La gestión financiera no es solo una cuestión de papeles y balances, es la base de cualquier decisión que aspire a dar estabilidad y futuro al negocio. Limitar nuestra visión a cumplir obligaciones es como navegar de noche sin faro ni brújula, con el riesgo permanente de chocar ante el primer imprevisto.

 

De la obligación al control: una nueva mentalidad

La gran mayoría de pequeñas y medianas empresas vive al día, tomando decisiones por intuición sin tener una fotografía fiel de su liquidez, su rentabilidad real o sus riesgos. El control financiero debería ser la herramienta para anticiparse, para detectar desvíos antes de que sea tarde, para reaccionar ante los imprevistos con tiempo y no solo cuando ya no hay margen de respuesta.

 

Es frecuente encontrarse con empresas que presentan buenos resultados en el papel pero no logran pagar las nóminas a tiempo. O negocios que crecen en ventas, pero terminan sin margen suficiente para invertir, porque nadie había analizado realmente la estructura de costes, ni la evolución de su rentabilidad.

 

Indicadores, análisis y estrategia.

Gestionar bien la economía de la pyme significa entender, analizar y anticipar. No se trata solo de presentar los impuestos para Hacienda y cumplir con la contabilidad para el Registro Mercantil, sino de separar lo fiscal y la contabilidad de la gestión económico-financiera; de definir indicadores cuantificables —liquidez, rentabilidad, endeudamiento— y revisarlos de forma periódica, no una vez al año al cierre contable, sino cada mes o, como mínimo, cada trimestre para que sirvan de guía y alerta temprana frente a cualquier desviación del plan.

 

Además, una visión estratégica cuenta con presupuestos actualizados, proyecciones de tesorería, análisis de escenarios y una relación fluida con los asesores y el equipo financiero, buscando siempre convertir los datos en información útil para tomar decisiones. La digitalización y los nuevos sistemas de control financiero permiten a cualquier pyme, independientemente de su tamaño, disponer de informes que eran patrimonio exclusivo de las grandes empresas hace unos años.

 

No basta con el papeleo, la clave es entender los números

El gran salto de calidad llega cuando se pasa de presentar papeles a comprender realmente qué dicen los números del negocio. Solo así se puede evaluar si ha llegado el momento de expandir, de invertir, de frenar o de buscar financiación. Solo así la gestión financiera deja de ser un “mal necesario” y se convierte en el verdadero motor del crecimiento.

Una adecuada gestión económico-financiera puede marcar la diferencia entre sobrevivir y crecer o entre vivir al borde del abismo o construir una empresa sostenible y sólida.

Es necesario hacer un cambio de mentalidad porque gestionar la economía de la empresa no es un “extra”, es el corazón de la estrategia.

 

Reflexión final

Invito a toda pyme a reflexionar: ¿Tu contabilidad es solo un trámite… o una brújula? ¿Tienes los datos que necesitas para decidir con seguridad, o solo los que exige la administración? La verdadera ventaja competitiva, en los tiempos que corren, está en quienes dominan sus números y los usan para anticipar, decidir y prosperar. No basta con cumplir, hay que gestionar para avanzar.

Así que, para a la acción y:

  • Separa las obligaciones legales de la verdadera gestión: cumplir con las obligaciones es lo mínimo, analizar los números para tomar decisiones es lo valioso.
  • Define y monitorea indicadores clave: liquidez, rentabilidad, endeudamiento.
  • Elabora presupuestos y proyecciones realistas.
  • Revisa mensualmente y no solo una vez al año.

Si quieres que tu empresa crezca, sea rentable y consigas los objetivos que te has propuesto, necesitas hacer una adecuada gestión económico-financiera y verla como un aliado estratégico. “No basta con entregar papeles al asesor, es necesario entender qué dicen los números de tu negocio”.

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